Gracias a los millones de neuronas creados en nuestro cerebro, al nacer disponemos de la capacidad absoluta. Independientemente de la genética, somos capaces de aprender cualquier tipo de habilidad y adquirir cualquier conocimiento. Sin embargo, esta predisposición empieza a disminuir en una cuestión de meses.
A los 3 años, los niños pasan de la fase absoluta en la cual aprenden sin ningún tipo de esfuerzo a la fase positiva en la cual el aprendizaje supone ya algo de esfuerzo. Esa fase dura aproximadamente hasta los 6 años.
Después viene otra fase, hasta los 12 años en la cual el nivel de esfuerzo es algo mayor. A partir de unos 13 años entramos en una fase relativa, en la cual podemos aprender tanto destrezas como habilidades nuevas pero el esfuerzo ya va a ser significante.
Igual de allí la respuesta a la pregunta por qué me cuesta tanto aprender nuevos idiomas. Con poco estímulo en la edad temprana, no llegamos a crear las correspondientes vías neuronales. Estaría bien tener una varita mágica y convertirnos en nuestras mejores versiones con un conjuro, pero por desgracia, la única manera de conseguirlo de verdad, es ponerse las manos a obra.
Antes de explicarte cómo optimizar tu aprendizaje, debemos explicar el ciclo de aprendizaje.
Ciclo de aprendizaje
El ciclo de aprendizaje tiene 3 fases en las cuales se pasa del aprendizaje a corto plazo hacia el aprendizaje a largo plazo – información o habilidad que recordaremos para siempre. La diferencia entre las dos es el sistema (sistema 1 o 2) al cual nuestro cerebro acude a la hora de actuar.
El sistema 1 lo podríamos definir básicamente como intuición. Corresponde al procesamiento rápido y automático, sin necesidad de pensar sobre la actuación. El sistema 2 podríamos definirlo como el pensamiento analítico e intencionado. A lo largo de la actuación se activa el razonamiento lógico.
Cualquier destreza o habilidad implica ambos sistemas. Su dependencia varía según nuestra competencia en dicha destreza o habilidad. Los principiantes dependen mucho más del sistema 2 (pensamiento activo), mientras que los expertos casi completamente del sistema 1 (intuición).
Optimización del aprendizaje
Hoy en día, prácticamente no disponemos del tiempo para practicar lo suficiente. Por lo tanto, para aprender de manera efectiva, debemos optimizar.
Nuestra memoria sigue una curva de rendimiento decreciente. Cuando introducimos nuevos conceptos, debemos reforzarlos con regularidad, pero desde cuando más tiempo conocemos el concepto, menor necesidad tenemos de repasarlo. La clave de optimización en este proceso es dar justo con el tiempo apropiado para repasar los conceptos y mantenerlos activos.
Cuando conseguimos planificar las sesiones de práctica adecuadas para las destrezas que decidimos aprender, aseguraremos el aprendizaje sólido. Para facilitar la tarea y no tener que estudiar muchas horas para componer tu plan a medida, te recomiendo Anki.
Anki es una aplicación que automatiza el proceso del aprendizaje gracias a un método de intervalos de repetición. Puedes apuntar las destrezas o habilidades que intentas aprender y Anki te recordará con regularidad cuándo tendrás que volver a practicarla de nuevo. Basándose en tu resumen de cómo de difícil te resultó la última sesión, la aplicación determina cuánto tiempo debería pasar entre las sesiones de práctica.
Anki es gratuita y muy recomendable porque te ahorra tiempo, soporta diferentes tipos de formato como audios, videos y fotos, y es compatible tanto con iPhone como Android. Te la puedes descargar en https://www.ankiapp.com/.
Xeyir!
Mon